Bautizo submarino sin saber nadar
Todo empieza con una llamada, el teléfono suena, puede ser una salida, un curso de submarinismo, un alquiler de equipo, un bautizo, vamos a ver. La cosa se empieza a complicar cuando los números que salen en tu teléfono de última generación, son números que todo el ancho de la pantalla.
– Piscis Diving, dígame.
Me hablan en inglés, un inglés con acento muy marcado me ametralla a preguntas, la vibración de su voz nerviosa me dice una y otra vez que no sabe nadar, pero que quieren bucear, ir debajo del agua, hacer submarinismo, quieren hacer un bautizo submarino. Con mi inglés de andar por casa consigo indicarle donde nos encontramos. Estamos en la Costa Brava, en la zona más accesible y posiblemente de las más completas en muchos kilómetros a la redonda.
¿Cómo podemos llegar?, entiendo con aquel inglés casi tan mal pronunciado como el mío; es en este momento cuando empieza a caerme sudor por la frente debido al gran esfuerzo que tengo que hacer para entenderlo. No sin mucho sufrimiento consigo indicarle que pueden venir en autobús directamente desde Barcelona y que sólo tardarán una hora y media, que el paseo es muy bonito, que el paisaje merece la pena, salir de la gran ciudad y llegar a Sant Feliu de Guíxols y ver su entorno, completamente diferente, se agradece.
Pronto los veo llegar, sus bigotes, su piel morena, su forma de mover el cuello, todo indica que terminan de llegar las personas que quieren hacer su primer bautizo, efectivamente son indios. Al parecer, una película en la India nos ha hecho famosos; en esta película tres amigos vienen de viaje a Cataluña y bucean, saltan en paracaídas y algo más que no he podido entender ya que la peli es en su idioma.
La película se llama Zindagi Na Milegi Dobara Puedes ver el Making Of desde este enlace http://bit.ly/1T7zfW0
Se mueven mucho, no paran, apenas si consigo retener su atención, están tan nervios que no logran concentrarse. Les doy un tiempo y parece que recupero su atención. El briefing para el bautizo es el de siempre, la profundidad la mínima, no saben nadar, les ponemos un instructor por persona y extremamos las precauciones. Si ellos pueden hacer un bautizo, cualquiera puede hacerlo, jamás se han metido en el mar, ni en una piscina.
Normalmente cuando llegamos a la zona de inmersión con un bautizo normal, lo que solemos hacer es pedirles que se refresquen para liberarlos del estrés del calor que produce el traje de neopreno, con ellos también lo hacemos, y aunque parece que es imposible ahogarse con el traje de neopreno, con nuestros amigos los indios tenemos que entrar en el agua y acompañarlos en este momento. Es su primera vez que se meten en el agua, ¿Te imaginas? nunca han estado ni en un río, ni en una piscina, ni han visto el mar. Subimos al barco, parecen algo más relajados. Los cogemos uno a uno y los equipamos. En el agua los instructores los reciben con calma y cariño, sin movimientos que puedan perturbarlos o asustarlos. Ahora toca sumergir la cara en el agua, parece que el elemento líquido les produzca descargas eléctricas, cada vez que introducen la cara, la sacan y miran hacia arriba como si el mismísimo diablo estuviera mirándoles a los ojos.
El secreto de un buen bautizo de submarinismo es relajar a los participantes, si consigues eso, puedes hacer lo que quieras con ellos. Tomo a mi buceador de las dos manos, dulcemente, le doy un pequeño paseo en superficie, ya parece que está más relajado, sus respiraciones han cambiado de sintonía, de vez en cuando saca la cabeza, la mueve de lado a lado como los perritos que se ponían en los coches antiguamente, aquellas figuritas de plástico que se ponían en la parte de atrás del coche, y me da el Ok. Ahora sí, ya están relajados del todo, ya llevan más de 10 minutos respirando en superficie y no sacan la cara. Marcamos el Ok y comenzamos el descenso. ¿Qué tienen que sentir las personas que jamás han visto el mar y que ahora se encuentran a un metro y medio de profundidad? Su primer bautizo submarino, ingrávidos como cuando estaban en el vientre de su madre, ¿qué pensamientos pasarán por sus cabezas? De repente, un pez se les queda mirando y entusiasmados me indican lo que están viendo, es un pez, y al lado una estrella de mar roja, y la luz del sol entrando en el agua, y las burbujas subiendo a superficie, y los compañeros que se saludan con todo aquel equipo engorroso en superficie y ahora placentero a 2 metros de profundidad. Sus respiraciones cada vez más pausadas, su ritmo más lento, están en el clímax de la inmersión y ahora toca disfrutar.
El aire después de 60 minutos se ha ido en forma de burbujas que distraen la mente de aquellos indios, juegan con ellas intentado atraparlas mientras ascendemos desde los 3 metros de profundidad. El bautizo ha terminado y los indios relajados, como si terminaran de hacer el amor con la princesa de sus sueños, dan las gracias una y otra vez por aquella experiencia casi mística.
Mis instructores como siempre un diez, no los han dejado ni un solo segundo, les acompañaron durante todo el bautizo, cogidos de la mano. Todo fue perfecto.
Buen buceo Buz@s